
La seguridad y la seguridad son características humanas básicas que requerimos para subsistir, para hallar nuestro espacio en el planeta y para exhibirnos en . De ahí que, la relación interna que poseemos con esas características se transforma en la base de nuestro autovaloración y de nuestra forma de enlazamos con el resto personas, con el planeta y con la vida.
Comunmente en el momento en que no podemos encontrar esas características en nuestro interior, asistimos a procurarlas fuera de , intentando de contemplar su vacío por medio de otra gente o bien mediante cosas materiales y creando, por consiguiente, dependencia a .
Crear una relación sana, amable y respetuosa con nosotros ayuda a nuestra autonomía y a que tengamos la posibilidad relacionarnos con nuestro ámbito de manera sana y libre.
Contenido
Meditación dirigida para agradecer tu día a día
La consideración de reconocernos
En la base de toda relación consciente están la aceptación, el respeto y la compasión, y o sea algo que requerimos tener presente para crear una relación sólida y sana con nosotros que nos ayuda de cimientos equilibrados desde los que relacionarnos con el resto personas y con las ocasiones que se muestran en nuestra vida.
Muy frecuentemente procuramos sostener las relaciones con el resto o bien con los hechos de la manera que aprendido que debemos llevarlo a cabo, aunque esa forma no se ajuste a nuestra forma de operar en el planeta.
En el momento en que lo hacemos, la seguridad en decrece, y entonces la seguridad en el planeta y en el resto personas, ahora que al no tratarnos bien instauramos la creencia de que nadie está presto a llevarlo a cabo. Esto perjudica a nuestras relaciones y a nuestra vida a la larga.
El agradecimiento por nosotros en toda nuestra plenitud y el respeto por nuestros límites, pretenciones y procesos interiores nos asisten a reconocernos y a valorarnos por lo cual somos en toda nuestra singularidad hermosa y por todo el potencial arrollador que hemos venido a prestar al planeta.
Podcast: Meditación dirigida para conectar con tu interior
Cómo meditar para reconocerte
- Siéntate con comodidad de forma que consigas sostener tu espalda erguida y cierra tus ojos.
- Entra en contacto con tu respiración y obsérvala por unos momentos sin intentar mudar nada.
- Conviértete en siendo consciente de la forma en que te percibes, sintiendo las experiencias que brotan en tu cuerpo de esta percepción.
- En este momento puedes percibirte desde fuera, visualízate desdoblándote y separándote de ti para tomar esa visión externa. Siente desde aquí esa percepción de ti y siente las experiencias presentes en tu cuerpo.
- Conecta con instantes en los que no te tratas fundamentalmente bien, en los que eres riguroso o bien poco condescendiente contigo, o bien en los que te limitas de alguna forma.
- Coloca una mano en tu pecho y siente lo que sientes al conectar con esos instantes mientras que te visualizas enfrente de ti. Respira un tanto más intensamente para dejar espacio a tus conmuevas.
- En este momento puedes disculparte, diciéndote ‘Lo siento por…’ y expresándolo internamente o bien en voz alta.
- Desde aquí puedes conectar con una sensación de agradecimiento por los instantes en los que has priorizado tus pretenciones, has puesto tus límites sanos y has sido amable y tolerante contigo.
- Siente tu cuerpo en este momento, conviértete en siendo consciente de cómo te sienta tratarte de este modo y coloca tu atención en esas experiencias.
- Con una mano en tu pecho puedes ofrecerte las gracias expresándolo internamente o bien en voz alta ‘Gracias por…’.
- En este momento siente sensorialmente el efecto de haberte reconocido y complacido. Deja que las experiencias afloren y mantén tu atención en por unos momentos.
- Hazle entender a esa versión de ti que tienes enfrente que puede confiar en ti, que escuchas sus pretenciones y límites y que es tu prioridad.
- Siéntete otra vez y acoge todo cuanto brote sensorialmente de esto dándole la bienvenida y el permiso para estar ahí.
- Conecta con una sensación de seguridad, de que estás seguro acogida o bien acogido por ti, y también inúndate de . Abre tu pecho, respira más intensamente y entrégate a ti misma, a ti, en seguridad.
- De a poco puedes empezar a desplazar tu cuerpo y en el momento en que lo sientas abre tus ojos.